ESPAÑA |
MONUMENTAL |
Bien merece la pena
descubrir los rincones escondidos de la comunidad aragonesa para
rastrear un pasado que supo nutrirse del medievo cristiano y de lo
hispano-musulmán
RUTA
MUDÉJAR El reino de las 100
torres Nací en Teruel y desde una
memoria caprichosa e intuitiva recuerdo aquella escalinata; esas
torres... El color mudéjar de Teruel, que es el verde. Recientemente
la UNESCO ha declarado el arte mudéjar aragonés Patrimonio de la
Humanidad. Y no es para menos. Basta comenzar a andar para comprender
que
Aragón... __________________________________________ ÁNGELA LABORDETA
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En la gran Plaza del Pilar de Zaragoza se
encuentran los principales monumentos de la ciudad, como el templo
del Pilar, la Lonja, la Seo y el
Ayuntamiento. |
...tiene en este arte que supo nutrirse indistintamente de
la cultura cristiano-medieval y de la hispano-musulmana una de sus grandes
joyas.
Llegar hasta Calatayud es tan fácil que puede decirse que
uno se encuentra con la ciudad sin querer. Situada en un cruce de rutas,
sorprende al viajero en su marcha de Madrid a Barcelona y viceversa, y
también nos señala caminos para llegar a Teruel, Soria, Burgos o Valencia.
Su estampa es fina y reposa en la llanura; su arquitectura,
fundamentalmente mudéjar.
La ciudad aparece dividida en dos; por
un lado, la zona que abarca los barrios que fueron árabes, y una segunda,
en la que se conserva una de las joyas de la ciudad: la Colegiata de Santa
María, con bellísima torre y cabecera poligonal del mejor mudéjar. Santa
María es Colegiata y tras haber sido con-catedral con la de Tarazona, en
la actualidad nos recibe con su portada del XVI, joya del arte plateresco
que da acceso a un recinto de grandes proporciones donde reposa Pedro
Cerbuna, fundador de la Universidad de Zaragoza. Pero volvamos a la torre,
que es quien conducirá al viajero hasta esta bella ciudad: en ella las
aristas van cubiertas por pilares adornados con filigranas, realizadas a
base de salientes ladrillos que a su vez forman rehundidos sobre la
superficie lisa que los acompaña.
Destaca, asimismo, la torre de
San Andrés, cuya iglesia fue fundada por Alfonso El Batallador, y aunque
de aspecto pobre el templo, no dejará de quedar impresionado el curioso
con su torre que se levanta hacia el cielo, mostrando insolente sus ocho
caras magníficamente decoradas.
Carretera adelante, dirección
Zaragoza y antes de desviarnos hacia Borja y Tarazona, puede el curioso
detener sus pasos en Ricla, donde descansa una torre cuyos cuatro primeros
cuerpos pertenecen a un primitivo minarete árabe, y en La Almunia de doña
Godina, pueblo de llanura no especialmente bello pero en el que destaca la
torre de la iglesia de la Asunción, donde aparece una profusa decoración
geométrica acompañada por azulejos verdes. En sus calles quedan viviendas
que corresponden a la arquitectura típica aragonesa, con sus vanos bajo
arcos de medio punto que se abren protegidos por grandes aleros en los
tejados.
Se llega a Borja tras abandonar lugares como Lumpiaque o
Magallón, donde también aparecen exponentes del mudéjar. Aquí el viajero
quedará satisfecho ante la delicada estampa que ofrece esta villa,
reconquistada por Alfonso VII en 1121, y de la que impresionan las dos
largas torres mudéjares de la iglesia de San Bartolomé, una de ellas, la
más antigua, plagada de elementos decorativos, así como la que se adosa a
la Colegiata de Santa María.
ARMONÍA Y EQUILIBRIO. Entre
Borja y Tarazona se alza el Moncayo. Tarazona se halla al occidente de la
provincia de Zaragoza y se trata de uno de los lugares más bellos de su
comarca. Primero nos detendremos en la catedral, obra gótico-mudéjar en la
que destacan su torre y el cimborrio, que tanto en el exterior como en el
interior, y una vez superada la nave central, presenta forma octogonal.
Dos cuerpos superpuestos y en disminución, en ladrillo, con pináculos,
celosías y azulejos forman un armónico y equilibrado conjunto que da a la
catedral su inconfundible silueta. Todo en Tarazona es mudéjar: la iglesia
de la Magdalena, el Palacio Episcopal, la Casa de Contratación o el
Ayuntamiento.
Rumbo a Huesca y antes de llegar a Barbastro
conviene detenerse en Tauste para contemplar la iglesia de Santa María,
situada en el centro del pueblo, y su torre, de gran vistosidad, posee la
virtud de ser una de las escasísimas torres mudéjares que arrancan desde
sus cimientos en forma poligonal. Castejón de Valdejasa, Casbas y Sieso de
Huesca nos llevan hasta Barbastro, ciudad del vero, donde encontrará el
viajero el hermoso templo de San Francisco y la catedral, que sorprende
por su belleza y su torre del siglo XVI, de extraña sección hexagonal, que
presenta decoración mudéjar en los cuerpos superiores. Resta el Palacio
Episcopal y la Casa Consistorial, interesantísima obra del mudéjar del
siglo XVI.
Antes de descansar en Huesca conviene hacer un quiebro
en el camino y detener nuestros pasos en Fonz, donde puede contemplarse
una casona rematada por galería arqueada y estupendo alero, restaurada
recientemente. Huesca exige parada, no tanto por sus exponentes mudéjares
sino por lo que esconde tras esa apariencia de ciudad desordenada: un
casco viejo cuidado con una catedral muy hermosa, una casa consistorial,
mudéjar, con fachada de ladrillo terminada en amplia galería con
espléndido alero y dos torreones flanqueando el edificio, y una iglesia,
la de San Pedro el Viejo, joya del arte románico español de la primera
época.
Zaragoza queda al sur y en este recorrido son muchos los
pueblos que esconden restos mudéjares: San Mateo, Leciñena, Nuez... y
Utebo, donde nos detendremos tal y como exige su torre mudéjar mixta, que
presenta una decoración que se inicia muy cerca del suelo y en la que se
utiliza una gran variedad de diseños. Sin más preámbulos llegará el
viajero hasta Zaragoza, ciudad fundada por Augusto en torno al año 15
a.C.; nacía Cesaraugusta por decisión del emperador de Roma para controlar
los caminos de la España nororiental y custodiar el importante puente
sobre el río Ebro. En la gran Plaza del Pilar debe comenzar este
recorrido, lugar en el que se ubican muchas de las joyas de esta ciudad:
el templo del Pilar, el Ayuntamiento, la Lonja y la Seo, donde podrá el
viajero deleitarse contemplando la ornamentación mudéjar del muro de la
parroquieta y la espectacular techumbre mudéjar.
PASADO
ISLÁMICO. Las peculiaridades del arte mudéjar aragonés derivan de los
precedentes monumentales islámicos en la región. En este sentido, el
monumento que sirve de punto de partida es el palacio taifal de los Banu
Hud, conocido como la Aljafería, y que es parada obligada por su
grandiosidad y su belleza arquitectónica. Estas particularidades residen
fundamentalmente en el uso del ladrillo como material básico de
construcción y decoración. Con respecto al aragonés, el turolense aporta
dos peculiaridades: la incorporación de la cerámica vidriada aplicada a la
arquitectura, y la apertura a las fórmulas estructurales y ornamentales de
tradición almohade.
Entre los monumentos más antiguos conservados
del arte mudéjar aragonés destaca la torre de la catedral de Teruel,
conjuntamente con el ábside de la iglesia de San Juan de la Cuesta, y la
torre de la Iglesia de Santo Domingo de Silos en la ciudad de Daroca.
Daroca y Teruel dan los primeros pasos del arte mudéjar aragonés. La
torre, construida entre 1257 y 1258, es de planta cuadrada y se eleva a
los pies del templo, adosada a su hastial occidental. Exteriormente queda
dividida en tres cuerpos separados por impostas, y llama la atención el
gran friso de arcos de medio punto entrecruzados, labrados en piedra y con
decoración de puntas de diamante tan sólo en una arcada del muro sur.
La obra cumbre del arte mudéjar en España es, sin duda, la
techumbre de la catedral de Teruel. Está dividida en nueve secciones y
desde el punto de vista ornamental hay que subrayar la existencia de las
tres series de motivos decorativos habituales en los sistemas de
revestimiento mural del arte islámico: vegetal, geométrico y epigráfico.
En Teruel, asimismo, destacan la iglesia, la torre y el claustro
de San Pedro, que han sido tratados injustamente. Ya va siendo hora de
reivindicar la grandeza de este conjunto que engloba tres tipologías
arquitectónicas de gran interés. La de San Martín y El Salvador, de gran
semejanza, son otra parada obligada. El recorrido por el mudéjar en la
ciudad de Teruel se cerraría con la vista del cimborrio de la catedral,
que fue levantado en el siglo XVI, y su portada neomudéjar, así como con
un paseo por la gran escalinata.
Cerca de Teruel hallará el
viajero la villa de Montalbán, cuya iglesia parroquial constituye uno de
los monumentos mudéjares de mayor interés tipológico de Aragón. Esta
iglesia reproduce un modelo de planta gótica levantina, no siendo éste el
objeto de interés, sino justamente la continuación de las obras en
ladrillo, lo que supone un cambio de manifestación artística en uno de los
monumentos mudéjares más señeros de Aragón, ya que en la terminación
mudéjar radica el mayor interés tipológico del monumento.
La
arquitectura mudéjar entra en el siglo XVI en un paulatino proceso de
recesión, pero mantiene su verbosa exteriorización en los cimborrios de la
catedral (torre linterna levantada sobre el crucero para aumentar la
iluminación hacia la zona del presbiterio) y en las variadas
torres-campanarios, que es donde la arquitectura mudéjar aragonesa instala
su último reducto.
En la provincia de Teruel sólo la de Muniesa es
de planta octogonal. Consta de cuatro cuerpos coetáneos y de un pequeño
remate de época posterior, y estructuralmente aún sigue la disposición
interna de las torres octogonales del siglo XVI, como las de Santa María y
San Andrés de Calatayud.
Muy compleja es la torre de la iglesia
parroquial de Albalate del Arzobispo, con sus tres cuerpos inferiores, el
primero de planta cuadrada y los dos siguientes octogonales.
De planta mixta es la torre de la iglesia de Olalla,
única parte conservada de la fábrica de la iglesia.
Muy esbeltas y tardías son las torres de San Martín
del Río y Báguena, localidades próximas entre sí en el valle del río
Jiloca.
Son dos torres semejantes, pero una de las diferencias
radica en que la ornamentación de la de Báguena es de mucho mayor alcance
y empeño, ya que técnicamente se maneja el ladrillo resaltado con enorme
vigor y dentro de la mejor tradición de la escuela de Calatayud. Otras
torres mudéjares serán las de Navarrete del río o Peralejos de Alfambra,
sin olvidar la Lonja y la casa consistorial que nos reserva la localidad
de Alcañiz.
Junto a lo señalado aparecen en Aragón muchas otras
piezas que responden a la arquitectura mudéjar. Sólo es preciso ponerse a
caminar y preguntar: la sorpresa y el gusto afloran en cualquier recodo
del camino, como sucede con la ciudad de Daroca —situada entre Teruel y
Zaragoza, si bien pertenece a la provincia de esta última— y en la que
destacan, además de la propia ciudad de una belleza sin igual, la
Colegiata de Santa María y la iglesia de Santo Domingo, con una esbelta y
original torre mudéjar.
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Bibliografía. Gonzalo M. Borrás Gualis, catedrático de Historia del
Arte en la Universidad de Zaragoza y director del Instituto de
Estudios turolenses, está considerado como el autor más importante
sobre el mudéjar en Aragón. De su amplia obra destacan los tres
volúmenes sobre «Arte mudéjar aragonés». Para mayor conocimiento
acerca del mudéjar en la comarca de Calatayud, es preciso acercarse a
la obra de Agustín San Miguel. Otra lectura recomendada es «La
Tradición mudéjar en la arquitectura turolense del Siglo XVI», de
Ernesto Arce Oliva.
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Afortunada excepción. Si el arte mudéjar ha dejado escasa huella en
la arquitectura religiosa cristiana de las poblaciones bajoaragonesas,
ya que en la mayor parte se impuso con fuerza la arquitectura gótica
labrada, la villa de Híjar constituye una notable excepción, ya que la
iglesia parroquial de Santa María es una interesante muestra de la
arquitectura mudéjar. También en la provincia de Teruel hay que
reseñar por su importancia la puerta y techumbre de la ermita de la
Virgen de la Fuente en Peñaroya de Tastavins, que ha sido objeto de
abundantes estudios.
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Geografía: La ruta mudéjar se extiende a lo largo de la
Comunidad Autónoma de Aragón. Las principales localidades de esta ruta
son Alcañiz, Tarazona, Zaragoza y Calatayud. Población:
1.199.753 de habitantes en todo Aragón. Clima:
Inviernos fríos y veranos calurosos.
GUIA
- Cómo llegar
En coche: a Teruel, por las carreteras
N-234 (Noroeste), N-330, N-420 (que confluye con la A-222 hacia
Zaragoza) y la A-226 (Noreste). A Zaragoza, por la A-2, la N-II,
N-330, A-68, N-232. A Huesca, por la N-240, A-131, N-330. En
autobús, la empresa Samar (Tfno: 978 603 450) enlaza Madrid y
Valencia con varios puntos de Aragón. En tren, Renfe (Tfno: 902 240
202) ofrece dos trayectos diarios a Zaragoza desde Madrid o
Barcelona.
- Alojamiento
En Calatayud: La fonda de la Dolores
(Tfno: 976 881 323), Hotel Calatayud (Ctra. Madrid-Barcelona, Km.
237. Tfno: 976 881 323). En Tarazona: Ituri-Asso (Virgen del río, 3.
Tfno: 976 643 196), Hostal las Brujas (Tfno: 976 640 400). En
Zaragoza: NH Gran Hotel (Joaquín Costa, 5. Tfno: 976 221 901),
Posada de las Almas (San Pablo 22. Tfno: 976 439 700). En Barbastro:
Rey Sancho Ramírez (N- 240 Km. 162,700. Tfno: 974 310 050). En
Huesca: Pedro I de Aragón (Avda. del Parque, 34. Tfno: 974 220 300),
San Marcos (San Orencio, 10. Tfno 974 222 931). En Teruel: Parador
de Teruel (N-234 Sagunto-Burgos. Tfno: 978 601 800), Hotel Reina
Cristina (Pº del Óvalo, 1. Tfno: 978 606 860).
- Restaurantes
En Calatayud: Bíbilis (Madre Puy, 1.
Tfno: 976 883 955). En Tarazona: El Caserón II (Reino de Aragón, 2.
Tfno: 976 642 312). En Teruel: La Menta (Bartolomé Esteban, 10.
Tfno: 978 607 532), Mesón El Óvalo (Paseo del Óvalo, 2. Tfno: 978
609 862). En Zaragoza: Gurrea (San Ignacio de Loyola, 14. Tfno: 976
233 162), La Matilde (Predicadores, 7. Tfno: 976 441 008). En
Huesca: Las Torres (María Auxiliadora, 3. Tfno: 974 228 213).
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